La historia es de los niños

Fuente: mabuse.cl
El 11 de setiembre de 1973, Allende se suicida en el Palacio de la Moneda. Pinochet ha dado un golpe de Estado y la realidad social Chilena cambiaría en los siguientes ocho años. El nuevo gobierno combatió a las fuerzas de izquierda y casi eliminó al partido comunista. Por lo que se lee, Chile aún no se ha recuperado de esta etapa de su historia, todavía está dividida la sociedad entre los que defienden el golpe y los que no.

A inicios de 2009 yo no conocía esta parte de la historia. Había oído de Pinochet como un dictador Chileno, se lo comparaba siempre con Fujimori y cada cuanto se hacía referencia a un juicio que por ese tiempo se le había abierto. Yo acababa de salir de colegio y había ingresado a la universidad. Tenía muchas dudas y temores. El periodismo, me decían, no es una carrera que te deje mucho para vivir bien.

Ese año participé en un proyecto de cortometraje como posible actor. Nunca llegué a grabar con ellos porque tenía que empezar a estudiar.  Pero en el proceso de formación, vimos Machuca, una película chilena de 2004 dirigida por Andrés Wood. Hablábamos mucho sobre la formación de la vocación y los motivos para hacer cine. Wood estudió ingeniería comercial, pero lo dejó todo para estudiar y hacer lo que realmente quería. Probablemente satisfizo las expectativas profesionales de sus padres para luego ser quien él quisiera.

Esta película retrata de los días antes del golpe desde la perspectiva de dos niños: Gonzalo Infante y Pedro Machuca. Ellos estudian en el Colegio Saint Patrick que está bajo la dirección del Padre McEnroe. Gonzalo es hijo de una familia de clase media-alta y Pedro Machuca es un becario del colegio que vive en lo que sería un asentamiento humano. El antagonismo entre las clases sociales de las cuales pertenecen estos niños remarca el primer gancho de le película: el hijo de casa es amigo del chico de barrio.

Gonzalo ha vivido limitado durante gran parte de su vida: su madre lo lleva y recoge del colegio, su hermana tiene un novio fascista y su padre no tiene mucho tiempo para él. Además, es testigo de la infidelidad de su madre y de la facilidad como un hombre clase mediero chileno podía conseguir alimentos en los almacenes que otras personas no podían conseguir.

Con Machuca conoce la calle: acompaña a sus familiares a vender banderitas cigarros en las protestas que cada día se acrecentaban en la ciudad. Conoce lo que es besar a una mujer (Silvana, vecina de Pedro) bajo la excusa de probar la leche condensada de boca a boca. Conoce lo que significa ser ‘momio’, porque él es uno de ellos. A partir de esto, es consciente de que es diferente de Machuca, porque él tiene dinero y Pedro no.

Esta película te pone el panorama de manera sencilla. Lo que pasaba en los últimos meses antes del golpe de Estado iba decantándose poco a poco desde las esferas sociales del poder hasta las relaciones más genuinas de amistad o compañerismo. Poco a poco la realidad que estaba asociada a Gonzalo Infante le generaba barreras en su relación con sus amigos de clase baja. Estos conflictos, desde la perspectiva de un niño, no tienen sentido ni asidero.

Creo que esto es lo que tal vez Wood quiso retratar: que todo lo que afecta a una nación al final nos divide, no solo a nivel macro en dos bandos que defienden o no una acción militar, sino que parten en dos también la vida de del hombre de la calle como diría García Márquez. Esa división, afectaba a los tres estamentos de formación social: familia, colegio y Estado. Todo partió en dos.

Gonzalo pierde a un amigo, porque la clase social no le permitirá tenerlo como tal. Pierde a Silvana, la chica de los besos, quien muere cuando un grupo de carabineros ingresa a su asentamiento humano a detener a su padre. Además, sus padres se divorcian por la infidelidad. La madurez le llega de golpe no solo a la nación sino también a él.

Cuando yo salía del colegio, una película como esta me hizo volar. Yo no había visto bien las películas, solo era consciente de lo comercial. Nunca había pensado luego de ver una película. Luego de ver Machuca lo hice. Me convencí de estudiar comunicaciones y me convencí que la única manera de poder expresarse, más allá de la forma, era con un discurso. Wood generó un discurso, como lo hacen muchas obras del cine, la literatura o la pintura. Eso quería hacer yo, tener uno. A partir de la historia de dos niños, pude ver que esto no era sencillo, pero era posible.

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